Un poco de complejo de Edipo
No suelo escribirte nada,
soy un ingrato, lo se,
pero,
muy pocas veces lo he sentido así;
tú me quieres igual,
me mal acostumbras.
Me quieres hoy,
me quisiste ayer,
me querrás mañana.
No sueles hacer distinción
entre todos los personajes que se presentan
a escena en mi siempre cambiante vida.
¿Te he dicho alguna vez que te quiero?,
desearía hacerlo más a menudo,
pero nosotros somos así,
secos,
parcos,
un poco ausentes de repente,
pero no de mala leche,
solo es que así somos.
Lo único cierto aquí
es que te quiero,
y aunque me gustaría quererte como tu me quieres
no se hacerlo,
no se como querer a alguien
renunciando a todo,
poniendo por delante a lo que se quiere,
mientras se deja muy atrás
cualquier intento de egoísmo.
Aun no se querer así,
te veo hacerlo a diario conmigo,
pero soy un cabeza dura.
¿Te parece bien,
que te quiera a mi manera?,
es egoísta,
y en ocasiones un poco descuidada,
pero ten la certeza
de que soy honesto.
Te conozco desde hace tanto,
y hace tan poco
que comencé a entenderte.
Hay tanto de ti que me gusta,
tú forma de abrazarme
cuando me dices:
“hasta la tarde”,
tu beso de buenos días
cuando caigo enfermo;
todo eso me gusta.
Pero no todo es miel sobre hojuelas,
lo sabes muy bien,
y quieres hacérmelo entender,
reprendiéndome por mis faltas,
(que son muchas),
obviando el hecho
de que mi peor pecado,
es la omisión.
Esa molestia para conmigo,
me duele tanto;
cuando no me hablas,
es duro para mí;
pero te agradezco
que no me olvides
cuando yo olvido.
Nada ha sido fácil,
no se han dado las condiciones
para que vivamos tranquilos,
cada día pareciera mas duro
que el anterior,
pero no te rindes,
y comienzas el día
con la sola idea
de que el siguiente se mejor.
No paras,
no te detienes por nada;
pues todo lo haces por nosotros,
y desde que nacimos ha sido así.
No ríes mucho,
pero tu sentido del humor
esta intacto,
mordaz y afilado,
agudo e inteligente;
no puede ser de otra manera.
Si el mundo fuera justo,
sabes bien que no estarías aquí,
con tres hijos llenos de defectos
que constantemente te exigen atención.
Seria todo tan diferente,
que yo no estaría aquí.
Soy egoísta,
y prefiero que todo siga igual,
desigual y cruel,
porque solo de esta forma
te puedo tener a ti
para que me quieras,
y no estés con alguien que
de verdad te merezca.
Lo admito,
he hecho tan poco por ti,
que no merezco tanto,
pero no me importa intentar
lo que sea;
cuantas veces sea necesario,
para que tú me quieras un poquito más.
soy un ingrato, lo se,
pero,
muy pocas veces lo he sentido así;
tú me quieres igual,
me mal acostumbras.
Me quieres hoy,
me quisiste ayer,
me querrás mañana.
No sueles hacer distinción
entre todos los personajes que se presentan
a escena en mi siempre cambiante vida.
¿Te he dicho alguna vez que te quiero?,
desearía hacerlo más a menudo,
pero nosotros somos así,
secos,
parcos,
un poco ausentes de repente,
pero no de mala leche,
solo es que así somos.
Lo único cierto aquí
es que te quiero,
y aunque me gustaría quererte como tu me quieres
no se hacerlo,
no se como querer a alguien
renunciando a todo,
poniendo por delante a lo que se quiere,
mientras se deja muy atrás
cualquier intento de egoísmo.
Aun no se querer así,
te veo hacerlo a diario conmigo,
pero soy un cabeza dura.
¿Te parece bien,
que te quiera a mi manera?,
es egoísta,
y en ocasiones un poco descuidada,
pero ten la certeza
de que soy honesto.
Te conozco desde hace tanto,
y hace tan poco
que comencé a entenderte.
Hay tanto de ti que me gusta,
tú forma de abrazarme
cuando me dices:
“hasta la tarde”,
tu beso de buenos días
cuando caigo enfermo;
todo eso me gusta.
Pero no todo es miel sobre hojuelas,
lo sabes muy bien,
y quieres hacérmelo entender,
reprendiéndome por mis faltas,
(que son muchas),
obviando el hecho
de que mi peor pecado,
es la omisión.
Esa molestia para conmigo,
me duele tanto;
cuando no me hablas,
es duro para mí;
pero te agradezco
que no me olvides
cuando yo olvido.
Nada ha sido fácil,
no se han dado las condiciones
para que vivamos tranquilos,
cada día pareciera mas duro
que el anterior,
pero no te rindes,
y comienzas el día
con la sola idea
de que el siguiente se mejor.
No paras,
no te detienes por nada;
pues todo lo haces por nosotros,
y desde que nacimos ha sido así.
No ríes mucho,
pero tu sentido del humor
esta intacto,
mordaz y afilado,
agudo e inteligente;
no puede ser de otra manera.
Si el mundo fuera justo,
sabes bien que no estarías aquí,
con tres hijos llenos de defectos
que constantemente te exigen atención.
Seria todo tan diferente,
que yo no estaría aquí.
Soy egoísta,
y prefiero que todo siga igual,
desigual y cruel,
porque solo de esta forma
te puedo tener a ti
para que me quieras,
y no estés con alguien que
de verdad te merezca.
Lo admito,
he hecho tan poco por ti,
que no merezco tanto,
pero no me importa intentar
lo que sea;
cuantas veces sea necesario,
para que tú me quieras un poquito más.