Segunda Marina, Parte I
Me desperté esperando a que la resaca me matara, no fue así, y en lugar de una decorosa muerte ahogado en mi propio vómito; estoy aquí, en la playa buscando conchitas.
El panorama esta desierto, dos barcos miniaturas sin botella, flotan apenas, arañando el horizonte plomizo. Son las seis de la mañana y el cielo es una cruel parodia de mi estado de ánimo, es como ver mierda gris suspendida en todo lo alto. Pero vamos, no estoy triste, solo es que el espíritu no me da para mas.
Ando descalzo con los pantalones arremangados a la rodilla, pues desde que llegue la marea se obstina en llenarme los bolsillos. Lo que me lleva a tratar de recordar si es que aun llevo tu foto en la billetera. No recuerdo. ¿O no me quiero acordar?, como sea tengo las manos llenas de arena y no pienso meterlas a la bolsa.
¿Será muy mala la sal para las fotos de tres minutos que te tomas en el súper? Aun conservo los dos trozos que me correspondían, te ves tú tapándome la cara con tu pelo, y me sonríes a mí, que es la cámara. Tu teatralidad era impresionante, tu ya sabias con que instantáneas te quedarías, y te preparaste para darme las mejores. De eso ya hace mucho. Fue el tiempo en que aun no me conocías. Fue en el tiempo en que aun no conocía.
Encontré una concha blanca de bordes afilados, es la primera que encuentro completa, es el logotipo de la Shell Co. La tiro lejos. Pedazos y mas pedazos, unos grandes, muy grandes, y otros casi polvo, pero sin intermedios, no estoy exagerando, aunque estoy tentado. Ahora mismo recuerdo, perdí esa bendita foto.
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