impresion, amanecer

¿Quién eres?,
¿Por qué has aparecido aquí, esta noche…?
Llueve y tal no es el problema, he aprendido a sobrellevar las tormentas sin apenas molestia como el tener fríos los pies.
Contigo descubrí que no hay nada de heroico en abrazar la tormenta con las manos vacías y los ojos llenos de Dios en huida; no es heróico ser el tonto de en medio de la calle, con la camisa manchada de tinta y un reloj inservible.
Te espere hasta invocar el infortunio, la cita que ambos pactamos hace ya tanto tiempo, no se realizo. Sigo sosteniendo esta ausencia a punto de reventar, cada segmento de lo que no es tú se acumula al fondo, y el charco me cubre ya los pies.
Quince minutos después de que la realidad me alcanzara, saco un cigarro anegado de mi bolsa, el mechero se niega a cooperar y yo me fumo mis ansias con un tabaco apagado.
A partir de hoy, nada es mas difícil que el entender lo que eres ya, esta noche con su tormenta colgando, lo han dicho mejor que esos balbuceos tuyos al teléfono. Eres ausencia, añoranza y las letras borrosas de mi tristeza.
Ya clarea, el sol al fondo, el puerto abierto y extenso, mi necedad quiere preguntar.
-¿La amé?-
Las aguas bajan y el lodo enseñorea los bajos de mi pantalón, lo tieso de mi estomago (¿o será mi abrigo?) me convencen de abandonar mi guardia, escupo los restos de lo inútil, que aun me amargaban la boca y hecho a caminar.La mentira se toma su tiempo y me sonrie...
-Sí, si me amo-.
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