azul-
me he cerrado tras la luna.
Ocultándote celoso de cada golpe
frío del estrepitoso camino
las manos vacías.
Te he observado,
matándote en crisis de nubes nuevas.
Callo por vez primera,
saliendo del azul-azul
caminando arena feliz
respirando azul-gris.
De mil formas
repta el sol a mis manos.
Llenas de sol,
cediendo impávidos ante la tragedia
infame de un silencio único
que no toma respuestas.
Y es ahora,
tarde,
azul-mineral,
que me da por pedirte perdón
de mis hijas negras.
Insolentes y airadas como yo.
Firmes y honestas
como no seré.
Cuando debo decirte,
cuanto debo
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