Voz
Una certeza tenía hoy por la mañana...
Desperté pensando en ti.
El suave aroma del aire quemado al sol
por sobre interminables dunas de arena cruel
llenaba cada rincón de mis recuerdos.
Con impaciencia,
mis ojos
mis manos
buscaban rastros de tu presencia.
Cerré los ojos.
Volvías a mis brazos
con la claridad de las aguas del Po,
con la fuerza del Bora,
eres el signo inscrito en mi desde el origen.
La promesa de un viaje que no deberá tener fin,
la de recorrer bajo cielos olvidados
mil pasos,
mil palabras,
mil días y mil noches.
Esa es la certeza de que el tiempo ha llegado.
Desperté pensando en ti.
Desperté pensando en ti.
El suave aroma del aire quemado al sol
por sobre interminables dunas de arena cruel
llenaba cada rincón de mis recuerdos.
Con impaciencia,
mis ojos
mis manos
buscaban rastros de tu presencia.
Cerré los ojos.
Volvías a mis brazos
con la claridad de las aguas del Po,
con la fuerza del Bora,
eres el signo inscrito en mi desde el origen.
La promesa de un viaje que no deberá tener fin,
la de recorrer bajo cielos olvidados
mil pasos,
mil palabras,
mil días y mil noches.
Esa es la certeza de que el tiempo ha llegado.
Desperté pensando en ti.