MVi 02:05
Recargado en el auto, te veo venir hacia mi. Traes un par de latas de Coca-Cola, me das la cerrada y me pides otro cigarro. Lo pones en tu boca y ya estoy yo encendiéndolo con un muy rápido movimiento que denota años de práctica.
-¿Te sientes mejor?.
Asiento con la cabeza, aún estoy mareado pero la náusea ha desaparecido. Te sientas sobre el maletero del auto y me jalas hacia ti. Me das un par de empujones y me colocas dándote la espalda. Me abrazas.
Siento tu respiración en mi cuello.
-¿Alguna vez en tu vida has reflexionado sobre el hecho de que me quedas muy alto?
-¿Y tu alguna vez en tu vida, has notado que podrías ser "liliputiense"?
-Mi padre era nativo de ahí.
Me diste un desagradable lengüetazo en el cuello.
-Eres tan desagradable.
-I try as hard as i can.
Metes tus manos dentro de mi camisa, como si buscaras algo. Desistes en poco, y me das un ligero pellizco.
-¿Llevas algo debajo?
-Calzones largos, ¿porque?.
-No tonto, debajo de la camisa.
-No, ese tipo de cosas se las dejo a Clark Gable.
-¿Clark, quién?
-Nunca viste "It happened one night"
-No.
-Clark Gable usó en esa película una playera sin mangas, y de ahí se volvieron muy populares, porque nadie usaba ropa debajo de la camisa en aquellos dias.
-Mucha explicación para concluir que eres un atentado al buen vestir.
-Estoy cómodo.
-¿Y no tienes frio?
-No.
-Eres un caso, un caso totalmente perdido.
-¡Yup!.
-Habría que estar mal de la cabeza para salir con un espantapájaros como tu.
-¿Ah si?
-Y ese cabello nunca te lo he visto ordenado.
-¿Algo mas?
-No eres bien parecido.
-¿Y...?
-Puedes ser realmente antipático en ocasiones.
-Continua.
-Y aún así no me importaría que me hicieras el amor.
-¿No te importaría?
-No era esa la palabra que quería decir.
-¿Entonces cuál es?
-Bueno, yo quería decir, quiero decir, ...
-¿Que quieres "decir"?.
-Me gustaría que me hicieras el amor.
No te podia ver pero sentía claramente como te ruborizabas.
-¿Que te haga el amor?, ¿ahora mismo?.
-Podría ser.
Y tras decir esto, recobraste la compostura, apretaste tu abrazo y me hiciste una caricia en la mejilla.
-Dirás que soy una buscona.
-Diré que tu pusiste en unas pocas palabras, un deseo que yo tras una década no he pódido formular correctamente.
-¿Yo te gustaba?.
-Siempre me has gustado.
-Pero cómo es...
-¿Te has mirado a un espejo?, tus ojos claros, los labios delgados, tu cabello largo y rojo.
-Soy un fenómeno.
-En efecto, nadie puede ser como tu. Eres la imágen de una virgen gótica, carente de malicia y dispuesta a hacer sentir bien a todos, pero no puedes ocultar tu arrogancia.
-¿Me consideras arrogante?
-Es lo que mas me atrae de tu carácter.
-Creí que no te interesaba.
Hace quince años yo estaba muy asustado, escuela nueva y nadie iba conmigo. Era el único que llegó solo a esa junta para asignarnos grupos y dar detalles. Me sentía como un intruso, pero eso es otra historia. Cuándo me disponía a huir, te vi llegar con tu papá del brazo. Eras mas delgada y no tan hermosa. Eras una niña. Llevabas el pelo recogido en una coleta atada con un listón blanco y un adorno en forma de mariposa del lado derecho. Pendientes de oro, discretos y lentes con montura de acero.
-Me fijé en ti cuando comencé a pasar tiempo con (***) -me sentí culpable por mentir tan descaradamente-.
-Explícame porque siempre huías de mi.
-A esa edad, me era tan poco manejable la forma en me atraes, que prefería correr lejos.
-Eres raro.
-Eso salta a la vista.
-No me refiero a eso, has cambiado tanto en este par de años que nos dejamos de ver.
-Tu te pusiste mas guapa.
-Gracias, me gustaría decir lo mismo -golpeé tu rodilla en represalia- antes te veías tan delgado, tan niño. Aunque no has dejado de vestirte igual la ropa ya no se te ve como un disfraz. Ya no se ve como la ropa que le robas a tus hermanos mayores.
-Yo no tengo hermanos mayores, solo una hermana, muy pequeña.
-¿Tan pequeña que ya se casó y va a cumplir los veinte?
-Siempre fue precoz.
-Ahora te ves como el hermano que nunca tuviste y al cuál admirabas por vestirse como estrella de rock, ¿por cierto, ya sabes que Kurt Cobain está muerto desde hace quince años?
-No me visto así por moda, es muy cómodo vestirme así.
-Ahora me das un poco de miedo.
Giré mi cuerpo y me coloque frente a ti, quitaste el cabello de mi rostro y posaste tus manos en mis hombros. Yo te tomé de la cintura y te besé varias veces. En la boca, en el rostro, el cuello. Cada vez de la forma más gentil y tierna que la anterior.
Pusiste una mano en mi cara y me dijiste con lo ojos cerrados:
-Ya no tienes quince años.
Y nos besamos ya no como adolescentes. Fue el beso de dos personas muy solas y extremadamente tristes.
-Es por esto que me das miedo, mi amigo se hubiera quitado y se disculparía por hacer algo así.
A mi me ganó una carcajada desde el fondo de mi ser.
-¿Algún día me perdonaras por ser tan idiota?
-No.
-Era muy inocente, además estábamos rodeados de todo la clase y jamas me imagine que sacarías la lengua.
-¡Eres un idiota!, lo dices como si fuera asqueroso.
-Me dio mucho miedo.
-¡Por favor! tu, ¿miedo?.
-Tenía diecisiete cuando tuve mi primer novia.
-Y cuando hiciste el amor por primera vez.
La pausa de mi sorpresa obligó a que no quisieras verme a la cara.
-Veo que sabes unir los puntos.
-Nos contábamos todo.
-Ya me di cuenta.
-También me dijo que eras muy tierno, y que en muchas ocasiones le decías poemas mientras hacían el amor.
-Me sentía en un cuento del siglo diecinueve.
-Y alguna vez me contó que le encantaba hacerte el amor cada que se veían.
-¡No pienso tolerar mas esto!, -la exaltación era sincera, pero no así la indignación-, ¡me voy a mi casa!
Me tomaste de las manos y las pusiste sobre tus senos.
-No te vas porque aun no te he violado, me encanta violar niñitos inocentes y hacerles cosas que ninguna mujer les haya hecho.
-¿Me vas a cocinar el desayuno?
-No hombre, no soy tan pervertida.
Me diste la mano para que te ayudara a bajar de encima del auto. Te arreglaste un poco el pantalón que ya mostraba los estragos de la velada.
-Vámonos.
-¿A donde vamos?
-A mi casa.
-Ok, pero antes contéstame algo, cuándo lo del beso, ¿fuiste castigo o premio?
-Cuando lleguemos te explico, así que cállate y pórtate bien.
-¿Te sientes mejor?.
Asiento con la cabeza, aún estoy mareado pero la náusea ha desaparecido. Te sientas sobre el maletero del auto y me jalas hacia ti. Me das un par de empujones y me colocas dándote la espalda. Me abrazas.
Siento tu respiración en mi cuello.
-¿Alguna vez en tu vida has reflexionado sobre el hecho de que me quedas muy alto?
-¿Y tu alguna vez en tu vida, has notado que podrías ser "liliputiense"?
-Mi padre era nativo de ahí.
Me diste un desagradable lengüetazo en el cuello.
-Eres tan desagradable.
-I try as hard as i can.
Metes tus manos dentro de mi camisa, como si buscaras algo. Desistes en poco, y me das un ligero pellizco.
-¿Llevas algo debajo?
-Calzones largos, ¿porque?.
-No tonto, debajo de la camisa.
-No, ese tipo de cosas se las dejo a Clark Gable.
-¿Clark, quién?
-Nunca viste "It happened one night"
-No.
-Clark Gable usó en esa película una playera sin mangas, y de ahí se volvieron muy populares, porque nadie usaba ropa debajo de la camisa en aquellos dias.
-Mucha explicación para concluir que eres un atentado al buen vestir.
-Estoy cómodo.
-¿Y no tienes frio?
-No.
-Eres un caso, un caso totalmente perdido.
-¡Yup!.
-Habría que estar mal de la cabeza para salir con un espantapájaros como tu.
-¿Ah si?
-Y ese cabello nunca te lo he visto ordenado.
-¿Algo mas?
-No eres bien parecido.
-¿Y...?
-Puedes ser realmente antipático en ocasiones.
-Continua.
-Y aún así no me importaría que me hicieras el amor.
-¿No te importaría?
-No era esa la palabra que quería decir.
-¿Entonces cuál es?
-Bueno, yo quería decir, quiero decir, ...
-¿Que quieres "decir"?.
-Me gustaría que me hicieras el amor.
No te podia ver pero sentía claramente como te ruborizabas.
-¿Que te haga el amor?, ¿ahora mismo?.
-Podría ser.
Y tras decir esto, recobraste la compostura, apretaste tu abrazo y me hiciste una caricia en la mejilla.
-Dirás que soy una buscona.
-Diré que tu pusiste en unas pocas palabras, un deseo que yo tras una década no he pódido formular correctamente.
-¿Yo te gustaba?.
-Siempre me has gustado.
-Pero cómo es...
-¿Te has mirado a un espejo?, tus ojos claros, los labios delgados, tu cabello largo y rojo.
-Soy un fenómeno.
-En efecto, nadie puede ser como tu. Eres la imágen de una virgen gótica, carente de malicia y dispuesta a hacer sentir bien a todos, pero no puedes ocultar tu arrogancia.
-¿Me consideras arrogante?
-Es lo que mas me atrae de tu carácter.
-Creí que no te interesaba.
Hace quince años yo estaba muy asustado, escuela nueva y nadie iba conmigo. Era el único que llegó solo a esa junta para asignarnos grupos y dar detalles. Me sentía como un intruso, pero eso es otra historia. Cuándo me disponía a huir, te vi llegar con tu papá del brazo. Eras mas delgada y no tan hermosa. Eras una niña. Llevabas el pelo recogido en una coleta atada con un listón blanco y un adorno en forma de mariposa del lado derecho. Pendientes de oro, discretos y lentes con montura de acero.
-Me fijé en ti cuando comencé a pasar tiempo con (***) -me sentí culpable por mentir tan descaradamente-.
-Explícame porque siempre huías de mi.
-A esa edad, me era tan poco manejable la forma en me atraes, que prefería correr lejos.
-Eres raro.
-Eso salta a la vista.
-No me refiero a eso, has cambiado tanto en este par de años que nos dejamos de ver.
-Tu te pusiste mas guapa.
-Gracias, me gustaría decir lo mismo -golpeé tu rodilla en represalia- antes te veías tan delgado, tan niño. Aunque no has dejado de vestirte igual la ropa ya no se te ve como un disfraz. Ya no se ve como la ropa que le robas a tus hermanos mayores.
-Yo no tengo hermanos mayores, solo una hermana, muy pequeña.
-¿Tan pequeña que ya se casó y va a cumplir los veinte?
-Siempre fue precoz.
-Ahora te ves como el hermano que nunca tuviste y al cuál admirabas por vestirse como estrella de rock, ¿por cierto, ya sabes que Kurt Cobain está muerto desde hace quince años?
-No me visto así por moda, es muy cómodo vestirme así.
-Ahora me das un poco de miedo.
Giré mi cuerpo y me coloque frente a ti, quitaste el cabello de mi rostro y posaste tus manos en mis hombros. Yo te tomé de la cintura y te besé varias veces. En la boca, en el rostro, el cuello. Cada vez de la forma más gentil y tierna que la anterior.
Pusiste una mano en mi cara y me dijiste con lo ojos cerrados:
-Ya no tienes quince años.
Y nos besamos ya no como adolescentes. Fue el beso de dos personas muy solas y extremadamente tristes.
-Es por esto que me das miedo, mi amigo se hubiera quitado y se disculparía por hacer algo así.
A mi me ganó una carcajada desde el fondo de mi ser.
-¿Algún día me perdonaras por ser tan idiota?
-No.
-Era muy inocente, además estábamos rodeados de todo la clase y jamas me imagine que sacarías la lengua.
-¡Eres un idiota!, lo dices como si fuera asqueroso.
-Me dio mucho miedo.
-¡Por favor! tu, ¿miedo?.
-Tenía diecisiete cuando tuve mi primer novia.
-Y cuando hiciste el amor por primera vez.
La pausa de mi sorpresa obligó a que no quisieras verme a la cara.
-Veo que sabes unir los puntos.
-Nos contábamos todo.
-Ya me di cuenta.
-También me dijo que eras muy tierno, y que en muchas ocasiones le decías poemas mientras hacían el amor.
-Me sentía en un cuento del siglo diecinueve.
-Y alguna vez me contó que le encantaba hacerte el amor cada que se veían.
-¡No pienso tolerar mas esto!, -la exaltación era sincera, pero no así la indignación-, ¡me voy a mi casa!
Me tomaste de las manos y las pusiste sobre tus senos.
-No te vas porque aun no te he violado, me encanta violar niñitos inocentes y hacerles cosas que ninguna mujer les haya hecho.
-¿Me vas a cocinar el desayuno?
-No hombre, no soy tan pervertida.
Me diste la mano para que te ayudara a bajar de encima del auto. Te arreglaste un poco el pantalón que ya mostraba los estragos de la velada.
-Vámonos.
-¿A donde vamos?
-A mi casa.
-Ok, pero antes contéstame algo, cuándo lo del beso, ¿fuiste castigo o premio?
-Cuando lleguemos te explico, así que cállate y pórtate bien.
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