...
Volvemos al punto de salida.
Las mil y un palabras que te he dicho
han sido las mas honestas
pero también las mas desafortunadas.
Nunca mentiría al decirte que te quiero.
Jamás lo haría.
Pero llevo la maldición del sólo y del idiota,
ambas al unísono.
Siempre te he necesitado,
de formas inusuales
y terriblemente egoìstas.
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